El Gobierno accedió al préstamo de 250 millones de euros con los que comprará 30 Airbus y sellará el litigio con Marsans. La estrategia oficial era contar con ese dinero antes de las legislativas. Mientras tanto, las provincias buscan recuperar su apoyo a la estatización con más frecuencias de Aerolíneas.

Cuando el gobierno argentino, vía Congreso de la Nación, expropió las empresas Aerolíneas Argentinas y Austral, comenzó un largo litigio con el grupo español Marsans que por aquel entonces -y en la actualidad- se erigía como dueño de ambas compañías aéreas. En octubre de 2007, la firma española había encargado a la constructora Airbus más de 60 aviones para renovar la flota de las compañías del grupo. Para hacer efectivo ese pedido, Marsans tuvo que dar una seña por 150 millones de euros. Por eso, en diciembre de 2008, el gobierno argentino no sólo estatizó la línea de bandera, sino también la deuda contraída por Marsans un año antes.
Por su parte, el grupo español entendió que la expropiación era un atropello a la propiedad privada y presentó una denuncia contra el Estado argentino ante el CIADI. Sin embargo, poco tiempo después pudo saberse que retiraría cargos si el Estado argentino se hacía cargo de aquel pedido a Airbus. Este fue el motivo por el cual Cristina Kirchner, en febrero de 2009, visitó a su par español, José Luis Rodríguez Zapatero, y le solicitó ayuda financiera. Finalmente en mayo, luego de versiones encontradas, el Consejo de Ministros concedió a Aerolíneas Argentinas un préstamo del Instituto de Crédito Oficial (ICO) por la suma de 250 millones de euros con los cuales Argentina se comprometió a comprar 30 unidades de Airbus y Marsans a retirar la demanda ante el CIADI.

Elecciones urgentes
Para algunos, el Gobierno ganó una batalla con la entrega del préstamo en la segunda semana del mes de junio. De hecho, según algunas versiones, Cristina Kirchner necesitaba con urgencia anunciar la compra de las naves Airbus para adicionar elementos a la campaña oficial de cara a las elecciones del 28 de junio.
En esta misma línea podría enmarcarse la reciente adquisición de los Boeing 737/700 a un precio de 39 millones de dólares cada uno. El Estado nacional compró dos Boeings nuevos que no pudo terminar de pagar una aerolínea ucraniana. Una de las dos aeronaves ya fue presentada en Aeroparque en tiempo prudencial.
Pero el eslabón de anuncios pre elecciones no termina acá. En realidad comenzó con el anuncio de la compra de los EMBRAER para que opere, en principio, Austral. El 21 de mayo, el Gobierno nacional y la Empresa Brasileña de Aeronáutica firmaron el acuerdo para la compra de 20 aviones por un monto total de 685 millones de dólares. Sobre el total de la operación, el estatal Banco Nacional de Desarrollo (Bnds) brasileño financiará 585 millones a 12 años y a una tasa de 8,5 por ciento anual. El resto correrá por cuenta de la propia empresa. El precio de cada avión es de 30,5 millones de dólares, más otros tres adicionales por unidad, en concepto de equipamiento.

¿A dónde vuela Aerolíneas?
Los menos optimistas creen que la compañía estatizada se ha vuelto un arma de negociación del Gobierno de Cristina Kirchner. Basta ver el itinerario de los vuelos de las dos compañías para establecer que las provincias más adeptas al Ejecutivo nacional son aquellas que se han llevado, en los últimos meses, la mayoría de las operaciones. Por su parte, aquellos distritos que no comulgan con Nación no vieron incrementadas las frecuencias atendidas por la línea aérea de bandera y han llegado a cerrar acuerdos con compañías privadas para mitigar ese déficit. Política criolla pura. Los gobernadores quieren hacer valer el apoyo legislativo que sus referentes en el Congreso dieron a la aprobación de la ley de reestatización de Aerolíneas Argentinas-Austral. Por eso piden aviones para unir destinos propios.