Las tertulias del Florida Garden suelen ser muy entretenidas si uno sabe escuchar entre el bullicio de los pocillos de café y los cotorreos de funcionarios, políticos y criticones profesionales.
La semana pasada, mientras la Presidenta se encontraba en Rusia, intentando acercarnos a un mundo que no está mejor que el nuestro, comenzaron los rumores de cómo iba a ser el Plan Anticrisis Argentino y quienes iban a ser sus principales beneficiados.
En medio de créditos para comprar autos, electrodomésticos y otras yerbas setentistas apareció un ítem que en otros tiempos hubiese sonado descabellado para el interlocutor de turno, un plan de facilidades de hasta $5.000 para irse de vacaciones.
En tiempos de crisis? Si señor, y bien que hace la gente en irse de vacaciones.
Es probable que se piense que esta es una típica medida proselitista, cargada de chauvinismo, y apuntando más al pan y circo que a los verdaderos intereses de los argentinos, pero la historia parece ser diferente.
La incorporación de la Secretaría de Turismo de la Nación a la cartera del Ministerio de la Producción ha sido un reconocimiento de igualdad entre el sector turístico y el resto de los sectores productivos del país y eso no se puede negar.
Es cierto que pierde su rango de Secretaría dependiente de la presidencia, pero no es menos cierto que el secretario Meyer se sienta muy a menudo a la mesa de los Kirchner, y eso tampoco se puede negar.
Dejando de lado las apreciaciones de tinte político que cada uno pueda tener, la realidad nos indica que es la primera vez que un gobierno nacional defiende a la actividad turística otorgándole una línea de crédito de 300 millones de pesos a más de 500 empresas prestadoras de servicios.
Esta es la medida que realmente pone en valor a la actividad, porque en ella está reconocido implícitamente el aporte del sector turístico al desarrollo de las economías regionales.
Probablemente existan injusticias en el otorgamiento del dinero, y tal vez hasta sean escasos los 300 millones de pesos, pero esta línea de crédito iguala a la actividad con la industria automotriz y le da una trascendencia política y económica que nunca tuvo el sector turístico y que tanto reclamamos desde estas páginas.
Por su parte el sector privado parece dispuesto a generar un cambio en su participación política frente a los problemas económicos del país, ya que por primera vez será parte importante de un plan de gobierno, al ser los propios empresarios quienes soporten los costos de financiación en 3 o 6 cuotas que se ofrecerán al pasajero.
Esta vez, con toda justicia podemos decir que el sector público y el sector privado están mirando para el mismo lado, porque sin dudas estas medidas generarán más turistas de vacaciones, pero fundamentalmente permitirán darle continuidad a los puestos de trabajo generados por la industria turística en todo el país.

Manuel Sierra
msierra@mensajeroweb.com.ar