No quisiéramos decir que nosotros lo dijimos primero, pero casi todo lo que está sucediendo al momento de la re estatización de Aerolíneas Argentinas y Austral Líneas Aéreas, fue anticipado en estas páginas y explicado casi en detalle.
El trueque planteado por el Grupo Marsans al gobierno argentino en los últimos días es, en realidad, el eje de la negociación desde hace ya más de dos años.
Que ninguna de las partes lo quiera reconocer públicamente no quiere decir que ese no sea el verdadero objeto del deseo para los españoles y el ojo del huracán para los funcionarios kirchneristas.
A pesar del tiempo transcurrido, los empleados de Austral Líneas Aéreas tienen actitud de trabajo de empresa privada y eso los ha diferenciado siempre de sus compañeros de Aerolíneas Argentinas.
Sin pretender entrar en la tonta discusión de quienes son más o menos aptos y predispuestos para el trabajo, la verdad es que los separa una cultura empresaria difícil de reconciliar, aún con la fuerza que le imprimen los distintos gremios para representar a todos los empleados de ambas compañías.
Sin embargo, existe un gremio que nunca logró integrarse a sus pares de Aerolíneas, y son precisamente el mayor obstáculo que debió atravesar la unión de las empresas desde sus comienzos, los pilotos de Austral.
La confrontación de UALA con APLA ha llegado a un nivel de beligerancia que no va a encontrar un lugar de retorno por más que la administración K se esfuerce por demostrar lo contrario; y llegado a este punto se debería pensar que para la presidenta Cristina Fernández esta situación puede ser más una solución que un conflicto.
Difícilmente un empleado nacido y crecido en Austral Líneas Aéreas se resista a independizarse de sus compañeros de Aerolíneas, pero insistimos, es por formación, no por capacidades.
La historia de Aerolíneas Argentinas y Austral Líneas Aéreas ya tiene un final escrito. Sus autores sólo esperan el mejor momento para darlo a conocer.

Manuel Sierra
msierra@mens