Durante el proceso han visto pasar a dos Ejecutivos diferentes, el del progresista Romano Prodi y el del conservador Silvio Berlusconi, y llegar al borde de la quiebra con una deuda al 31 de diciembre de 2007 de 1.164 millones de euros.
La CAI, está formada por un grupo de 16 empresarios nacionales dispuestos a invertir 1.000 millones en la compra y que se empeñan a mantener sus cuotas los próximos cinco años.
La parte restante, que se hará cargo de las deudas y de los sectores deficitarios, seguirá bajo administración extraordinaria en el intento de reflotarla.
La nueva Alitalia se unirá a la otra compañía nacional Airone, que forma parte de la CAI, y contará con Air France o Lufthansa como socios internacionales.
Con la insistencia de Berlusconi se logró convencer a 16 empresarios italianos a realizar una oferta de compra.
Entre ellos se encuentran el propietario de la aerolínea italiana Air-One, Carlo Totó; el consejero delegado de Atlantia (antigua Autostrade), Giovanni Castellucci, que representaría al grupo Benetton; Salvatore Mancuso, responsable del fondo financiero Equinox; el presidente Grupo Motociclístico Piaggio, Roberto Colaninno, y el Ban