No todo en el turismo es color de rosa: no se trata simplemente de una actividad que permite el desarrollo de las economía regionales y el conocimiento de las distintas culturas, sino que también tiene que ver con la explotación sexual. La semana pasada, Boto Álvarez y especialistas en la materia brindaron una conferencia.

Por iniciativa de la Comisión Episcopal para las Migraciones y el Turismo, el pasado miércoles se realizó en el Auditorio Emar Acosta del Senado de la Nación la conferencia “Explotación sexual y comercialización en el turismo”, con la presencia del director Nacional de Gestión de la Calidad Turística, Leonardo Boto Álvarez, entre otros disertantes. Asistieron también representantes del sector privado como el presidente de la Asociación de Hoteles de Turismo (AHT), Guillermo Lavallén.
“El turismo aporta grandes beneficios a los países, pero hay un lado oscuro que provoca graves consecuencias. En este lado oscuro trabajan personas que no tienen ningún respeto, ni preocupación por la dignidad de los seres humanos, y lucran explotando a trabajadores inmigrantes, permitiendo y promoviendo la explotación sexual de mujeres y niños”, comenzó diciendo Paula González, coordinadora nacional de la Pastoral Social, quien coincidió con Boto Alvarez al hablar de los aspectos positivos y negativos de la actividad turística: “En la Argentina hubo un crecimiento notable del turismo durante los últimos años, pero hay problemas que son consecuencia directa de este rostro negativo del sector: la difusión del Sida y la situación de los niños reducidos a la esclavitud”. Por su parte, el director de Calidad de la Sectur expresó que “más allá del impacto económico que la actividad supone, hay problemas derivados de ella, a nivel ambiental y social, y por flagelos como el abuso y la explotación sexual”.

Crear conciencia
A su vez, Boto Alvarez defendió las acciones llevadas adelante desde la Sectur, que en agosto pasado adhirió al Código de Conducta para la Penalización de la Explotación Sexual Infantil y Comercial de Niñas, Niños y Adolescentes en Viajes y Turismo. “La Secretaría de Turismo viene trabajando ya desde hace unos años en la prevención de este flagelo. El turismo es una herramienta importante para el desarrollo de muchas economías, pero hay países que profundizan su subdesarrollo a través de esta actividad. Entonces no nos interesa simplemente crecer, es esencial tener en cuenta otros aspectos. Lo que buscamos es generar conciencia para prevenir y sentarnos a la mesa con todos los sectores involucrados”, sostuvo. En diálogo con Mensajero Periódico Turístico, Boto Alvarez manifestó que “antes, el sector privado no venía cuando se lo convocaba para tratar estos temas. Tampoco había tanto compromiso de parte de las autoridades públicas”. Y explicó que las acciones de la Secretaría, dentro del Programa de Turismo Responsable e Infancia, tienen que ver con la concientización, la difusión, la capacitación hacia los ámbitos educativos, y con el trabajo para evitar la trata de personas, en conjunto con el Ministerio de Justicia, Seguridad y Derechos Humanos”.
El funcionario destacó que la Sectur “es el primer organismo a nivel internacional que suscribe al Código, porque siempre lo hacían empresas privadas”. Y agregó que las compañías que adhirieron deben cumplir con seis criterios: establecer una política corporativa de ética contra la explotación comercial de niños; educar y formar a su plantel para que esté al tanto de lo que sucede en el lugar de origen, como en los destinos; introducir una cláusula en los contratos que firmen con sus proveedores en los que rechace conjuntamente la explotación sexual de niños; ofrecer información a los viajeros mediante catálogos, carteles y videos informativos; mantener al tanto a los agentes claves del sector turístico; y elaborar un informe anual sobre la aplicación de estos criterios.
Además, el director de Calidad remarcó que “Argentina no es un destino de turismo sexual infantil”. “Puede haber casos de abuso sexual de menores por parte de turistas, y de hecho pasa porque así lo avalan las denuncias policiales, las causas judiciales y los testimonios de las víctimas. Sin embargo, al menos al día de hoy no hemos detectado cadenas de escala de comercialización de paquetes turísticos relacionados con este flagelo, como puede haber en otras partes del mundo”, añadió.
Finalmente, Boto Alvarez instó a “romper los tabúes para poder concientizar”. Y dijo que ya se está trabajando con la Cámara Argentina de Turismo (CAT) y con las cámaras de hoteles.

Toque de atención
La abogada y psicóloga María Lourdes Molina, fundadora y presidenta de la Asociación Nuestras Manos, institución dedicada a trabajar con niños y familias que padecen situaciones de vulnerabilidad extrema, fue la segunda oradora. Molina explicó la diferencia entre explotación sexual, “que tiene que ver con la comercialización del cuerpo de una persona”, y el abuso, “que no implica necesariamente explotación”, según subrayó.
Molina se refirió a algo que ya había dicho Boto Álvarez, pero no disimuló su preocupación por la gravedad del asunto: “Si bien todavía no somos país de destino de turismo sexual, hay numerosas rutas de entrada y de salida. Exportamos y recibimos víctimas de explotación sexual, tanto adultas como menores. Recibimos personas de Paraguay y Brasil y exportamos a Chile y a Madrid. Las situaciones en Misiones, Bariloche y en Río Gallegos son serias. También hay turismo sexual exótico, donde hay chicos aborígenes involucrados”. Además, advirtió sobre lo que pasa con la prostitución. “Muchas de esas mujeres son abusadas y explotadas desde antes de que cumplan los 10 años”.
Por último, la fundadora de Nuestras Manos aseguró que “la gran deuda es la asistencia a las víctimas, y ese es uno de los ejes para ayudar. Las organizaciones sociales y las iglesias pueden cumplir un rol esencial”. También se quejó por “la gran doble moral” y por “la comunicación perversa. Se dice una cosa y se hace otra. Muchas veces el decir no implica un compromiso real. Cada ministerio tiene su programa y cada uno dice que hace cosas que luego, en la práctica, no suceden”.

Cifras que asustan

Según González, “se estima que por año son más de un millón los niños explotados por las redes de prostitución”. Por su parte, Boto Álvarez se refirió al Código de Conducta para la Penalización de la Explotación Sexual, que expresa que hay dos millones de niños que son víctimas potenciales del turismo sexual, y que se trata del tercer negocio ilícito más lucrativo del planeta.