La recaudación del último partido jugado por la Selección Argentina de Fútbol en Buenos Aires ante la Selección de Paraguay produjo una recaudación de más de tres millones de pesos, y generó una de las mayores presencias de público en eventos deportivos en nuestro país.
De las casi cincuenta mil personas que vieron el pobre espectáculo que ofreció nuestra selección en el frío estadio riverplatense, seis mil compraron su entrada en tierras guaraníes, lo que da una idea del carácter movilizador y turístico de un partido de futbol de nivel internacional.
Similar éxito podemos observar cuando se presentan en público Los Pumas, Las Leonas, la Legión de tenis en Copa Davis, o incluso Boca y River, cuando alcanzan a disputar instancias decisivas de una contienda internacional.
El deporte es un vehículo que moviliza grandes cantidades de público hacia su punto de encuentro sin mayores dificultades y con gran despliegue económico.
A pesar de ello, casi todos los programas deportivos se realizan en la autónoma ciudad de Buenos Aires, lejos, muy lejos de aquellos lugares que pretenden darle un marco federal a la promoción turística de nuestro país.
No sólo en lo deportivo se podría beneficiar el país llevando estos eventos al interior, sino por el impulso económico y la promoción que significaría la llegada de miles de turistas fuera de temporada a Córdoba, Rosario o Mar del Plata.
Una vez más, la actividad pública y privada debería trabajar mancomunadamente para buscar alternativas no tradicionales que les permitan quitarle la estacionalidad a los centros turísticos vernáculos, entendiendo que no sólo de naturaleza se alimenta el turismo hoy en día.
Salta y Mendoza han logrado llevar para sus pagos una porción de los partidos de futbol de los campeonatos de verano, y lo han incorporado como un atractivo más a sus bellezas tradicionales, dándole a su oferta turística una motivación extra para el viajero de localidades vecinas, e incluso el extranjero, que no conoce de pasiones tan arraigadas.
Existen muchas alternativas en las provincias argentinas para organizar eventos internacionales. Que le quiten alguna a Buenos Aires no será un problema para la economía de la ciudad autónoma y sería una fenomenal pantalla de exposición para el resto del