Pocos ejemplos tenemos en nuestro país de cambios tan rotundos en la mentalidad de los empresarios de una ciudad como es el caso de Mar del Plata.
Gracias al trabajo serio, planificado y sin egoísmo de los intendentes de turno, que respaldaron las acciones que se desarrollaban desde el EMTUR, la ciudad ha logrado mutar su rol de destino vacacional estacional por el de ciudad de vacaciones y eventos, lo que la ha llevado a romper con la estacionalidad en la llegada de visitantes a sus costas.
Para quienes no lo conozcan, con excepción de la Ciudad de Buenos Aires, que es el puerto de entrada más importante de la Argentina, Mar del Plata es la ciudad que moviliza la mayor cantidad de turistas al año; ya sea por las ansiadas vacaciones de verano o por los más de 350 congresos y convenciones que se desarrollan en ella.
Mar del Plata supo tener, en las mejores épocas de Aerolíneas Argentinas y del país, más de 14 vuelos diarios en alta temporada -de diciembre a marzo- y hoy, a pesar de contar con solo un vuelo al mediodía, sigue apostando al crecimiento de la franja de negocios, sin reconocer en esa merma un motivo para seguir creciendo.
Los empresarios marplatenses, que crearon el primer Convention and Visitors Bureau del país, también entendieron la importancia de quitarle la estacionalidad al destino, e incorporaron al turismo de eventos a su portfolio, de la misma manera que intensificaron la promoción de sus productos turísticos para disfrutar en las mini vacaciones de los fines de semana largo. De esta manera, se presentaron al mundo como una alternativa atractiva y complementaria a Buenos Aires y los resultados están a la vista.
La táctica y la estrategia dieron como resultado la captación de eventos fuera de la temporada estival, algo impensado tiempo atrás y que hoy permite dar trabajo a miles de personas todo el año.
Como si esto fuera poco, después de ocho intentos fallidos -desde la gobernación de Eduardo Duhalde hasta la de Felipe Solá-, un empresario local, junto a la cadena española NH, logró adjudicarse finalmente en tiempos de Daniel Scioli la explotación del Gran Hotel Provincial, una monumental obra que Bustillo creó para que los argentinos de buena voluntad y buen poder adquisitivo disfrutaran sus vacaciones en las playas argentinas como si estuvieran en Europa.
La obra, que deberá finalizar su primera etapa en noviembre de este año, le dará a la ciudad un centro de convenciones de más de 20.000 metros cuadrados y 450 habitaciones de gran categoría.
Nada de todo esto podría ser posible si el municipio, como destino turístico, no acepta su condición de tal y trabaja en ese sentido con el sector privado, buscando nichos de negocios que redunden económicamente en todos los segmentos de la sociedad.
Como dijimos al comienzo, un ejemplo difícil de encontrar en un país en donde permanentemente buscamos los errores que podrían haber cometido las gestiones que nos precedieron, y desconociendo los aciertos más por vocación que por valoraci&oac