Los despidos se encuentran dentro de un plan de viabilidad preparado para "afrontar la crisis que atraviesa el sector como consecuencia de la escalada del precio del combustible y la caída de la demanda".
Ese plan es consecuencia de las dificultades de la matriz para desprenderse de su filial, que estuvo a la venta durante más de un año.
En el marco de esa reestructuración, Spanair retirará del servicio 15 aviones antiguos -10 de los cuales son propios-, con un elevado consumo de combustible. Se cancelarán, asimismo, nueve rutas deficitarias: Madrid-Viena, Madrid-Múnich, Madrid-Girona, Madrid-San Sebastián, Madrid-Granada, Madrid-Oviedo, Barcelona-Zúrich, Bilbao-Jerez y Bilbao-Málaga.
El plan, que supone prescindir del 29% de la plantilla, proporcionará un ahorro de costes para Spanair de 90 millones de euros en el 2009. Pero la compañía insistió en que mantendrá la segunda posición del mercado español -después de Iberia, que ayer subió en bolsa el 10%-, con 260 vuelos diarios a 48 destinos. En una paradójica declaración, el director general de Spanair, Marcus Hedblom, afirmó ayer: "Me siento orgulloso de comprobar que en un entorno tan difícil, Spanair es capaz de liderar la estrategia para regular el exceso de capacidad que aqueja al mercado".
En todo caso, los sindicatos de la aerolínea se mostraron mucho menos felices con la iniciativa. El presidente del comité de empresa en Palma de Mallorca y responsable de la sección sindical de CCOO de Spanair, Jordi Mauri, manifestó que los trabajadores ven con "mucha preocupación" el despido de 1.100 empleados. "Llevábamos tiempo temiendo un recorte de plantilla pero no nos imaginábamos que iba a ser tan exagerado", manifest&